En el blog de hoy trataremos el tema de la autoestima y cómo trabajarla con nuestros hijos. Si tienes hijos y estás interesada en fomentar y desarrollar de manera saludable la autoestima de tus hijos, en este post te dotaremos de herramientas y estrategias.

 

¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?

La autoestima es claramente un concepto muy mal interpretado en general, donde la idea social se basa principalmente en quererse a uno mismo. Pero la autoestima no es “estimarse a uno mismo”, sino el valor que nos damos de manera individual (amor propio, confianza, aprecio, suficiencia) y el respeto y valor que recibimos de otras personas.

El entorno familiar, por tanto, es esencial en la construcción de ésta. Como padres tenemos la capacidad para poner en marcha diferentes estrategias que van a permitir desarrollar una confianza saludable en nuestros hijos, y, en contraposición, también tenemos poder para influir negativamente en ella.

A continuación, detallo 5 estrategias principales para ayudar a tus hijos a construir una autoestima positiva.

 

5 ESTRATEGIAS PARA UNA AUTOESTIMA POSITIVA

 

sana autoestima

 

Proponer objetivos alcanzables

Conseguir el objetivo que nos proponemos es altamente estimulante para la mejora de nuestro autoconcepto. Sin embargo, muchas veces establecemos objetivos que no están personalizados y son demasiado elevados. Ello provoca que, o bien nuestro hijo enfrenta y no lo consigue, lo que genera decepción y frustración, o bien directamente lo evita con el fin de protegerse de estas sensaciones negativas, lo que le va a transmitir indirectamente una sensación de incapacidad.

Es importante, por tanto, establecer un objetivo general y, dentro de éste, micro-objetivos de progresión ascendente que permitan un enfrentamiento con cierta garantía de éxito, lo que aumentará su valía y seguridad.

 

Activación versus Pasividad

Los modelos educativos actuales muchas veces potencian la pasividad de nuestros hijos y genera sensaciones contrapuestas a las de una buena autoestima.

La sobreprotección, por ejemplo, basada en el control parental y en la eliminación de las dificultades (con la buena intención de que nuestros hijos sean felices) desencadena importantes sentimientos de incapacidad. Por un lado, les decimos “yo te ayudo en todo porque te quiero” pero por el otro enviamos el mensaje encubierto de “yo te ayudo en todo porque tu no eres capaz de hacerlo solo”. Este tipo de comunicación reiterada en el tiempo genera una gran inseguridad personal.

Por otro lado, los modelos permisivos, van en la dirección de que nuestro hijo es merecedor de todo sin ningún esfuerzo, sólo por el hecho de ser nuestro hijo, por lo que el solo planteamiento de esforzarse para conseguir algo le genera una frustración enorme que le desadapta en la vida.

Para conseguir una buena autoestima en nuestros hijos, debemos potenciar como padres que nuestros hijos se enfrenten a pequeños retos, a pesar de que ellos sean a veces algo difíciles, que tomen una posición activa ante la vida y que hagan para luego, sentirse capaces.

 

Aprender de los errores

El hecho de enfrentarse a las situaciones puede provocar éxito, pero a veces también producir errores. Los errores, sin embargo, forman parte de la vida, y, deben aprender a analizarlos y a extraer un conocimiento funcional de éstos. No es sólo “no pasa nada si no ha salido bien, lo importante es que lo intentes”, sino ver que es lo que no ha salido bien y que podemos hacer en otra ocasión similar, ya que tener en cuenta lo que no funciona es tener una información privilegiada para conseguir luego el éxito. 

Debemos analizar cómo funcionan los problemas para sacar un aprendizaje de ellos

 

Atender a nuestro discurso

Existen discursos que fracasan a nivel comunicacional. Ante la activación y realización de un objetivo por parte de nuestro hijo (consiga éxito o aprenda del error) es importante cuidar el discurso.

Frases como “ya te lo dije”, “está bien, pero «podrías haberte esforzado más”, o “deja, mejor lo hago yo” son formas de comunicación dañinas para niños y adolescentes, que frenan el enfrentamiento a la vida y la confianza en sí mismos.

 

La opinión (verbal y corporal) de los demás es importante

El “da igual lo que digan los demás, lo importante es que tu estés satisfecho con lo que haces” es una falacia.

Mi autoestima parte también del feed-back que los demás nos transmiten. Los padres formamos parte del contexto de los hijos, y, por tanto, el contenido verbal (las palabras) que utilizamos cuando nos dirigimos a ellos, así como el contenido no verbal (mirada, tono de voz, postura) le va a dar una información privilegiada sobre lo que realmente pensamos.

A veces, hacemos como padres un gran esfuerzo en no comunicarles verbalmente lo que sentimos, pero olvidamos que, el mensaje más potente lo transmitimos corporalmente.

 

PSICOLOGO ESPECIALISTA EN MEJORAR LA AUTOESTIMA

Ayudarle a construir una buena autoestima va a permitir a nuestros hijos enfrentarse a la vida con mayor confianza, seguridad y optimismo, y por consiguiente alcanzar más fácilmente objetivos y autorrealizarse. 

Comprender esto es fundamental, y es un beneficio para todos, dado que el desarrollo de esta aumenta la capacidad de tratar a los demás con respeto, mejorando las relaciones interpersonales y evitando las destructivas. Entonces ¿ayudamos a construirla o a destruirla?.