¿Te cuesta decir que no? ¿Sientes miedo al hacerlo? En el blog de hoy, trataremos este tema y entenderemos la importancia de decir NO sin miedo y poner límites gracias a la Terapia Breve Estratégica.

 

¿Por qué nos cuesta tanto decir que no?

Existen numerosas razones por las que nos es muy difícil decir que no en ciertas ocasiones y con algunas personas. Por norma general, y la razón que más repiten mis pacientes cuando llegan a la consulta agobiados porque no saben decir que no, es que sienten la necesidad de agradar a todo el mundo y el miedo a que se enfaden si les decimos que no.

El miedo a ser rechazados se puede convertir en nuestro gran enemigo. Tal y como citaba nuestro gran maestro Giorgio Nardone:

“ El miedo es como un fantasma: tócalo y se desvanecerá; intenta huir… y te perseguirá y aterrorizará”

 

A diario veo en consulta pacientes que se sientes incapaces de decir que no, a pesar de que tengan la necesidad imperiosa de hacerlo. Si te ocurre esto, es importante que acudas a un psicólogo para que te ayude, pues de lo contrario, no poner límites nos generará mucha ansiedad, rabia y estrés.

 

La razón principal por la que nos cuesta decir que no, es porque nos gusta agradar a los demás. Pero si no aprendemos a decir que no, para cuidarnos a nosotros mismos, entraremos en un círculo vicioso que sólo nos dañará más todavía; queremos agradar como sea, esto me genera más miedo por lo que pueda pensar el otro sobre y así sucesivamente.

 

La importancia de saber decir que NO a tiempo

No eres una mala persona, ni tampoco una persona egoísta por decir que no. Se trata de mantener el equilibrio. Podemos ser generosos, ayudar a los demás y ser buenos amigos, pero a veces, tener que decir que no para seguir sintiéndonos bien con nosotros mismos. En definitiva, se trata de valorar de manera objetiva cada situación y no complicarnos la vida por no decir que no a tiempo.

 

¿Cómo decir que no?

Decir que no, no significa ser borde, ni mucho menos. Podemos poner límites de buenas maneras, lo que ayudará a la otra persona a comprendernos y aceptar nuestra decisión. A continuación, vamos a mostrar algunos consejos:

  • Explicar nuestra postura de manera breve, sin extendernos demasiado.
  • Mantener una postura firme, pero con expresión amable.
  • Dar parte de razón a la otra parte, pero manteniéndonos en nuestra postura del no.
  • Decir que queremos pensarlo y dar la respuesta más tarde.

Que no te de vergüenza practicar ante un espejo, por ejemplo, estas situaciones y diferentes maneras de decir que no.

Si llevamos toda la vida con dificultades para negarnos, es normal que ahora no nos salga de manera natural, sencilla y rápida, por eso tenemos que practicar.

 

Si a pesar de esto, la imposibilidad de negarte te condiciona la vida y te genera un estrés desmedido en situaciones cotidianas, es importante que acudas a un psicólogo. Puedes ponerte en contacto conmigo aquí.